La situación política española se acerca en estos momentos a un punto crítico, la crispación que provoca el acérrimo enfrentamiento entre el gobierno y la oposición es mucho mas que un choque coyuntural, muy por encima de eso, es la muestra de una desconfianza y de un odio subyacente que recuerda, aun con mucha distancia, las etapas mas oscuras de nuestra historia. Sin ceder a un catastrofismo que estaría fuera de lugar, no hay que dejar de preocuparse por el daño a la sociedad que el enconamiento de posturas está provocando, sobretodo cuando los temblores de la fiebre política se manifiestan donde mejor se mide la salud del pais: la calle.